El mundo de la traducción, como cualquier otro, también está lleno de falsas creencias. Seguro que como traductor a lo largo de tu carrera profesional has tenido que escuchar y hasta rebatir ciertos estereotipos que se han generalizado en la sociedad. A continuación, hemos preparado un top 5 con los más comunes:
1. Sé hablar varios idiomas, entonces ¡también puedo ser traductor!
Nada más lejos de la realidad. Tener conocimientos sobre una lengua adicional a la materna no es sinónimo de poner realizar la traducción de dicho idioma. El trabajo del traductor profesional va mucho más allá. Hay que tener en cuenta una serie de habilidades específicas: una amplia formación en lingüística, conocer los aspectos culturales del idioma desde y hacia el que se traduce, saber interpretar el contexto y disponer de una gran capacidad de investigación. Todo el mundo sabe escribir, pero no por ello todos somos escritores, ¿verdad?
2. ¿Qué significa discombobulate? ¿No lo sabes? Vaya traductor.
A ver señoras y señores, por mucho que nos gustaría, los traductores no tenemos por qué saber traducir todas las palabras que existen. Y eso, aunque muchos piensen lo contrario, no nos hace ser menos profesionales o peores traductores porque, aunque poseamos un amplio conocimiento de dicha lengua extranjera, es imposible que lo sepamos todo. Por eso, en nuestro trabajo siempre estamos acompañados de diccionarios, glosarios o corpus textuales.
3. Ser traductor ya no tiene futuro. Google Translate os van a quitar todo el trabajo.
¿A qué traductor no le sangran los oídos cada vez que escucha esta frase? Por favor, aunque los traductores automáticos han mejorado bastante, nunca van a poder entender a la perfección los matices y el contexto que inunda el mensaje. Por eso, la figura del traductor siempre va a estar presente para revisar el texto de destino y hacer las correcciones pertinentes. Además, para las traducciones juradas, es preciso que el traductor firme y selle la totalidad del documento.
4. Intérprete y traductor ¿no es lo mismo?
¡Error! De manera resumida, el traductor es la persona encargada de transferir el mensaje original al idioma de destino mediante un soporte escrito, a diferencia del intérprete que lo hace de manera oral. Por tanto, aunque son profesiones que comparten rasgos en común, cada una de ellas requiere de destrezas diferentes.
5. Los traductores están siempre disponibles.
Que los traductores amamos nuestra profesión es un hecho, pero eso no implica que estemos trabajando los 365 días al año a todas horas. Como cualquier trabajador tenemos nuestros horarios y descansamos los fines de semana de forma regular. Por eso, aunque aceptemos trabajos con urgencia, no implica que como persona no tengamos una vida que atender y necesidad de tiempo libre.
Somos conscientes de que tener que responder siempre a los mismos tópicos resulta absolutamente agotador. Por eso, en lugar de perder los nervios, os recomendamos aprovechar la ocasión para exponer al resto nuestra gran labor. ¿Qué te parece la idea?, y por último, ¡Cuéntanos! ¿Qué otros estereotipos estás cansado de escuchar como traductor?